Continuando con la entrada anterior, seguimos profundizando sobre el aspecto estratégico de la planificación. En la entrada anterior poníamos el énfasis en el aspecto técnico de la planificación, los fundamentos y métodos para la acción. Otro elemento importante es tener en cuenta que al trabajar sobre la realidad, no estamos solos en el campo de acción y por lo tanto es importante tener en cuenta las fuerzas que actúan además de la nuestra, es estratégico reflexionar sobre estos elementos a la hora de pensar para la acción.
Un buen análisis de situación es clave a la hora de elaborar nuestro plan, no alcanza con el diagnóstico haciendo un analogía con la medicina, con observar bien los síntomas para definir bien de que enfermedad se trata, sino que a la hora de dar un tratamiento, es necesario hacer una síntesis más profunda y pensar en las posibles reacciones al mismo. Un medicamento puede ser buena respuesta para un cierto tipo de pacientes, tal vez para otros no vaya bien.
Volviendo a nuestro campo de acción, la intervención social, se trata de un espacio complejo en el cuál no existe un lugar privilegiado para suscitar los cambios, estos suceden por dónde sea posible. Al mismo tiempo nos movemos en un campo de fuerzas en el cuál no podemos controlar todas las variables, en un campo dónde el poder está fragmentado. Por estas razones es importante reflexionar sobre dónde estamos parados, quienes participan, cuál es nuestra posición y cuáles son las fuerzas que están operando a la hora de intervenir.
Una primera reflexión es sobre quiénes son los sujetos que participan en la acción, cuál es nuestra posición, si existe un ellos y nosotros, o todos apuntamos a un mismos objetivo pero nos falta ponernos de acuerdo solo en el cómo. Generalmente en este campo nos movemos en forma intuitiva, en cambio es aconsejable tomarse un tiempo para pensar quienes son los actores (políticos, funcionarios, organizaciones sociales, empresas, personas vulneradas en sus derechos, etc.) y hacernos un mapa, registrar dónde están, con quienes tenemos acuerdos, con quienes todavía no, quienes podrían resistirse, con quienes hay confianza, con quienes no, con quienes podemos negociar, con quienes no, quienes quieren participar, quienes no, etc.
Una aclaración importante, a la hora de pensar en un mapa de actores en la intervención social es saludable considerar que todos somos sujetos, hablar de objetos de intervención en lo social, es quitarles a los individuos la posibilidad de ser protagonistas del cambio. Al mismo tiempo no podemos prescindir de una mirada al sistema de valores en el cual nos estamos moviendo, poniéndonos en el lugar del otro a la hora de elaborar un plan. Ya sólo esta reflexión amerita un buen exámen autocrítico de nuestro trabajo.
Basta pensar al proceso que vienen llevando hace años las políticas de transferencias de ingresos y la dependencia que han ido generando aunque ese no era su objetivo principal. Ahora se trabaja sobre transferencias condicionadas, y en muchos casos la condicionalidad se vuelve en contra del propio bien que pretendía generar. Que una madre entre a un centro comunitario y pregunte cuánto le pagan por llevar a su hijo a ese lugar, nos dice que algo anda mal en este tipo de políticas. ¿Qué tipo de sujeto produce este tipo de políticas? ¿que posibilidades tiene esta madre de ser protagonista en el diseño de estas políticas? ¿se la considera como sujeto? Y lo mismo podemos pensar si se trata de un servicio que ofrecemos en un centro comunitario, o en el terreno dónde se mueve nuestra organización.
Una segunda reflexión va hacia el poder hacer, es importante conocer: ¿cuáles son las fuerzas que open resistencia a mi acción?, ¿qué recursos de poder tengo?, ¿que fuerzas tengo a mi favor?, y ¿qué es lo que puedo hacer con esos recursos?. Analizar si, ¿tengo posibles aliados?, ¿puedo sumar fuerzas para ampliar el terreno de lo posible?. En nuestro terreno de acción las variables cambian constantemente, porque estamos interviniendo todo el tiempo. Por este motivo debemos reflexionar constantemente, por más que la planificación tenga momentos específicos, como el diseño de un plan de una estrategia de intervención, su ejecución, monitoreo y evaluación, nuestra reflexión debe ser constante y planificar siempre dejando un margen para poder cambiar de ruta si fuera necesario.
Una tercera reflexión sobre este campo de fuerzas en el que nos movemos va sobre el tiempo y el espacio. Por un lado tener cuenta de la historia, el proceso en el que estamos inmersos y que nuestra planificación interviene ahora en un antes hacía un poder ser. Por lo tanto una revaloración del presente es clave para poder pensar una estrategia adecuada. Es bueno contar con el tiempo necesario decisiones, pero por ejemplo en contexto de crisis, el tiempo es un bien escaso y a veces nos apresuramos ejecutamos estas decisiones (reducción de personal por falta de recursos) y no tuvimos en cuenta el proceso que estamos en ese momento generando en una institución (involucrando a todos en la construcción de una nueva etapa de acción). No cabe dudas que el ánimo de todos los trabajadores se verá afectado, y no solo, también el diseño de la nueva etapa que tal vez hubiera sido mejor realizarla en una etapa posterior. El manejo del tiempo y de los procesos es importantísimo. Y por lo tanto también esta muy unido a la idea de territorio, no sólo en el que nos movemos, sino pensando que también nuestro espacio de acción está en disputa, hasta dónde puedo llegar, hasta dónde no, que es lo que limita el terreno de lo posible. Desde otro ángulo, analizar cuál es mi perspectiva en relación al problema, que tan lejos o cerca estoy, a mayor distancia gano en globalidad menos especificidad, a menor distancia pierdo panorama pero gano en detalle. Tal vez haya alguien que pueda darnos una mano, porque tenga mayor o menor distancia en relación al problema.
A modo de conclusión de estas primeras cuatro entradas me permito sugerir a quién las lee de no perder el entusiasmo en planificar y tampoco temer a la reflexión sobre todos estos elementos que pueden sonar muy abstractos. Los invito a que lo lean pensando a una situación específica. Seguramente allí en su trabajo, en la organización en la que participan millones de veces se habrán sentado a tejer una estrategia “Y ahora: ¿qué hago?”. Piensen cuántos de estos elementos les resultan familiares o les recuerdan a una situación vivida o momento por el cuál están atravesando.
En la próxima haremos una síntesis poniendo énfasis en algunos elementos que son transversales a este “pensar estratégicamente para la acción” …
PD: El contenido de esta entrada, como el de las anteriores entradas se basan en la cursada de la materia Planificación cursada en un master de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Argentina, Bs.As