Ana Marenchino, responsable de AMU Italia para microacciones, viajó a Buenos Aires a encontrarse con Sumá Fraternidad para conocer en profundidad el proyecto que quiere llevar adelante junto a la Asociación de Empresarios de Economía de Comunión Argentina.
El Programa de “Capacitación Laboral Certificada en Empresas de Economía de Comunión” aborda la formación laboral de jóvenes que vienen de contextos sociales vulnerables, para darle una oportunidad de recibir no solo una formación teórica sino también práctica y técnica en el campo de trabajo.
AMU Italia trabajará en este proyecto junto a empresas del rubro de la construcción que contratarán a los jóvenes participantes durante 6 meses para una pasantía laboral, con un acompañamiento teórico. Los jóvenes no sólo recibirán una oportunidad de insertarse en el mundo laboral sino que contarán además con una capacitación teórica y un certificado del programa.
Después de los 6 meses de pasantía, las empresas de Economía de Comunión darán un certificado a estos estudiantes de formación. Por lo tanto obtendrán un reconocimiento de la formación teórica, equivalente a cualquier curso de formación profesional. Y también un certificado de la empresa en la cual han trabajado durante esos 6 meses.
Se estima que en una primera instancia se emplearán a 10 jóvenes, durante un semestre. La selección de los candidatos será realizada en alianza con la Asociación Civil Nuevo Sol, que tiene 4 centros comunitarios en zonas desfavorecidas del conurbano bonaerense.
Entrevista a Ana Marenchino
¿Cuáles fueron los objetivos de tu viaje?
El objetivo fue venir a realizar un estudio de valoración del proyecto de Capacitación Laboral Certificada en Empresas de Economía de Comunión, que nos fue presentado por la Asociación de Empresarios de Economía de Comunión de Argentina, ayudado por el apoyo técnico de Suma Fraternidad.
El objetivo del proyecto consiste en mejorar la empleabilidad jóvenes que vienen de contextos sociales difíciles, para mejorar sus oportunidades de inserción laboral.
En seguida nos gustó esta propuesta porque involucra a las empresas de economía de comunión argentinas en un proyecto local, dado que nosotros como organización internacional gestionamos el tercio que las empresas de economía de comunión ceden para los sectores más vulnerables. (link)
¿Cuáles te parecen los aspectos positivos del proyecto?
El principal aspectos positivos consiste en involucrar tanto a los emprendedores, como al centro social y a los jóvenes. Es un valor agregado que este proyecto se lleve a cabo junto a los centros sociales, en este caso de Nuevo Sol, que hará la selección de los chicos, a fin de brindarles un espacio que realmente responda a sus necesidades y del cual puedan apropiarse.
Desde hace mucho tiempo la Asociación viene trabajando con niños y este proyecto permite que se les pueda ofrecer una continuidad cuando son más grandes, para que sigan sus estudios y encuentren trabajo. También garantizan el acompañamiento después del recorrido educativo. Es importante que en la comunidad haya alguien que los pueda seguir acompañando en la búsqueda de trabajo posterior.
Otro aspecto positivo es el valor de la profesionalidad de la asociación Suma Fraternidad que permite que estos proyectos tengan mayor solidez y sustentabilidad, características que para nosotros son fundamentales.
¿Qué es lo que la AMU valora para seleccionar un proyecto?
Las condiciones principales son dos:
- Que el proyecto genere reciprocidad. Es decir que se prevea la participación en todas las fases del proceso de los beneficiarios (protagonistas/ destinatarios). Y que después en este proyecto nazca la conciencia de que todos podemos dar algo. Por lo tanto el proyecto no genera una diferencia entre quien da y quien recibe ni una dependencia. Que todos se sientan que han dado y que han recibido.
- La sostenibilidad del proyecto: una vez que nosotros terminamos de financiar, el proyecto pueda seguir adelante sólo, sin nuestro financiamiento.
¿En qué países financian proyectos?
Trabajamos en todos los países donde hay comunidades del movimiento de los Focolares que tienen obras sociales. Tenemos proyectos en Asia, en America Latina y en Africa. Hay proyectos que son de desarrollo y otros son de asistencia directa
Financiamos alrededor de 60 proyectos al año, algunos plurianuales, programas de microcréditos, acceso al agua potable, intervenciones de reconstrucción post emergencias, y diversos proyectos para sostener microempresas, para la formación profesional, educación primaria, becas de estudio para jóvenes además de intervenciones de asistencia sanitaria, habitacional, subvenciones a familias económicamente vulnerables.
Cuando evalúan la sostenibilidad del proyecto evalúan el fortalecimiento institucional?
Al principio no lo teníamos tanto en cuenta, pero cada vez lo tenemos más. En los últimos dos o tres años se ha convertido en una condición muy importante. Por ejemplo nos pasó con un proyecto de tener que interrumpir el financiamiento porque no estaban más las condiciones asociativas institucionales para garantizar los objetivos iniciales.
Como el objetivo no es simplemente que el proyecto se lleve adelante sino también construir fraternidad a través del proyecto es importante la institucionalidad de la organización.
¿Qué condimentos de Suma Fraternidad ayudan en la formación de proyectos?
Para nosotros es un sueño hecho realidad que nazca una oficina que esté al servicio de las organizaciones con las que nosotros trabajamos hace años. Es algo que venía haciendo falta desde hace muchos años, pero que nosotros desde Italia no podíamos hacer.
Nos parece fundamental que ahora haya una oficina al servicio de todas estas organizaciones para poder dar la justa visibilidad a todo lo que efectivamente se hace. Puede reforzar el trabajo que se viene haciendo para dejar la lógica de la emergencia y de la urgencia. Esta oficina puede ayudarlas a conectarse con programas sociales del gobierno que ya existen, a encontrar dinero para el largo plazo, tener la capacidad de planificar y mejorar la sustentabilidad de las organizaciones.
Una cosa muy importante que notamos es que en la realidad de estas organizaciones, al estar tan dentro del trabajo del día a día, generalmente no tenés el tiempo para preguntarte si lo que estás haciendo va en la dirección correcta. Es difícil encontrar el momento para hacer una reflexión cultural acerca de lo que estás haciendo, por ejemplo preguntarte qué tipo de impacto tiene tu acción sobre el desarrollo de tu territorio, o si tu ayuda generó reciprocidad o dependencia, o si cambian las necesidades de la población destinataria. Por eso me parece muy importante salir del contingente y poder reflexionar sobre lo que estamos haciendo.