Por Martín Canevari. “Proyecto El Castillo” es un Proyecto Social sin fines de lucro cuyo objetivo principal es brindar acompañamiento y apoyo escolar a más de 50 niños, niñas, adolescentes y sus respectivas familias que viven en la comuna de La Pintana, en Santiago de Chile, inculcando a su vez herramientas de sociabilización y crecimiento integral.
Desde el año 2006 y gracias a la iniciativa de Familias Nuevas del Movimiento de los Focolares y su proyecto de solidaridad internacional de adopción a Distancia, el proyecto recibe apoyo de padrinos italianos y chilenos. El apadrinamiento brinda apoyo económico mensual destinado a fomentar que los niños y niñas puedan terminar su escolaridad. Así mismo, la organización forma parte de UNIRedes, la Red de Organizaciones Sociales del Carisma de la Unidad de América Latina y El Caribe, que tiene como objetivo principal promover la erradicación de las desigualdades sociales a través de la cultura de la fraternidad.
Los primeros pasos del proyecto
El sector “El Castillo” fue poblado masivamente entre 1985 y 1994, producto de la erradicación de los sectores más pobres de otras comunas de la zona del Gran Santiago. En ese periodo la cantidad de habitantes pasó de 80.000 a 190.000. Actualmente, su población afronta a diario la exclusión social y la estigmatización, la cesantía, empleos precarios, violencia producto del tráfico de drogas, violencia intrafamiliar y los altos niveles de deserción escolar.
Según la última encuesta realizada por la Secretaría de Planificación Comunal de la Municipalidad de La Pintana, el 37% de habitantes de la comuna no ha completado la enseñanza básica.
Francisco Paladines, integrante de “El Castillo”, cuenta que desde sus inicios ha habido un crecimiento mutuo entre todos los involucrados. “Los lazos ya están creados y ellos confían en nosotros. Uno ve que son personas que actúan distinto porque nos ven a nosotros actuar distinto con ellos. Entre ellos mismos han creado una cierta red. Estamos tratando de lograr que estos niños se acerquen más a este grupo de manera que no solamente reciban apoyo material, sino que puedan experimentar que existen personas que no tienen ningún lazo sanguíneo con ellos pero que efectivamente los quieren”.
La actualidad
Según Andrea Alvarez, integrante del proyecto, el objetivo no ha cambiado desde que comenzaron su trabajo hace ya ocho años: “Acompañar a los niños desde su etapa escolar hasta que terminan la secundaria, sobre todo pensando que se encuentran expuestos a variables de riesgo social y vulnerabilidad. Así mismo, sabiendo que en la comuna hay una alta tasa de deserción escolar, acompañarlos a ellos y a las familias siendo un soporte material, espiritual y social para ellos”.
Más allá de que el objetivo es claro, Mayte Henríquez, integrante del proyecto, sostiene que el mismo ha tenido el desafío de buscar nuevas formas de acompañar a los chicos que han crecido junto a ellos y ya son adolescentes. “Más allá de los lazos de amistad y cariño reciproco que nos vincula, hemos tenido que crecer con ellos porque los intereses han ido cambiando, ya que nuestro fin es poder seguir dándole herramientas para que puedan desarrollarse dentro de la sociedad”.
Relevamiento y evaluación del proyecto
Para tener una noción del impacto que tiene el trabajo que realizan, Andrea cuenta que desde el 2013 se les realiza entrevistas a las familias implicadas como un instrumento para caracterizar bien a cada uno de los beneficiarios. Las mismas constan de dos instancias:
- Una caracterización socioeconómica donde se releva: ¿Quienes están trabajando? ¿Cuál es la remuneración que recibe cada uno de los que aportan? ¿Cuál es la total? ¿Cuáles son sus gastos? ¿Si están afiliados al sistema de pensiones y al sistema de protección social de la salud?
- Una evaluación del proyecto: ¿Cómo se siente respecto al proyecto? ¿Cuáles son sus expectativas? ¿Cuál es la relación que tienen con los voluntarios? ¿Cómo ven al niño o niña en relación a su interés? ¿Si los valores que el proyecto entrega están vinculados a los que ellos como familia quieren inculcar?
Mayte sostiene que las entrevistas son la única forma de poder ahondar más en la situación de cada uno de los involucrados. “Uno no puede evitar encontrarse en estas entrevistas el material más rico para poder acercarse a ellos, a partir de escuchar la voz de los usuarios y las personas del proyecto”, sentencia.
Página Web del Proyecto El Castillo