Si trabajamos en cooperación técnica y gestión de proyectos sociales, podemos llegar a considerar a los recursos financieros como el eslabón más importante en la conducción y estabilidad de una organización de la sociedad civil.
Sin embargo, a raíz de nuestra experiencia, consideramos que para crear y conducir una OSC se necesita desarrollar otras habilidades tan indispensables como la captación de recursos financieros. Sin ellas, aunque con toda la plata del mundo, nuestra organización no saldría adelante.
Las listamos a continuación:
(Su orden no debe ser cronológico; sino más bien simultáneo, ya que en la práctica cada una fortalece a las demás)
- Habilidad de diagnóstico. Poder distinguir las causas de los efectos permite construir un plan de acción para el corto, mediano y largo plazo, así como proponer soluciones efectivas y viables para modificar la realidad, identificando la raíz de las problemáticas, más que las consecuencias; estas últimas, por definición, son visibles a todos, y para conocerlas es suficiente leer un diario. Un buen grupo de trabajo sabe descomponer los problemas “de dominio público” y comprender qué raíces se ocultan detrás de la inseguridad, el abandono escolar, el desempleo, para proponer soluciones innovadoras y estratégicas. Conocer un contexto social es esencial, porque si nuestros proyectos no abordan las causas profundas de las problemáticas que queremos encarar, fracasaremos en lograr la ruptura del círculo vicioso de la exclusión. Existe una amplia y excelente bibliografía sobre cómo armar acciones de inclusión social: pero, es necesario saber cómo adaptarla al contexto particular en el cual trabajamos porque no existen recetas predeterminadas.
- Habilidad de aunar voluntades y generar consensos: El grupo líder de una OSC necesita desarrollar la capacidad de transmitir propuestas convincentes y persuasivas de cómo la ejecución de sus proyectos generará resultados positivos en la comunidad tanto en el corto como en el largo plazo. Esta habilidad no consiste en una buena oratoria, ni en hacer marketing de “nuestras” soluciones. Se trata más bien de la capacidad de generar un clima de trabajo y de diálogo donde la gente se sienta a gusto, y con ganas de colaborar. Es una habilidad que presenta beneficios antes que nada para la misma organización, ya que le permite atraer y retener colaboradores valiosos, tanto rentados como voluntarios. Además, resulta útil porque permite abrir el juego a las soluciones que proponen otras entidades para encontrar junto con ellas soluciones superadoras, con un impacto aún mayor. Nadie puede poseer todas las respuestas suficientes para abordar temáticas tan complejas como las que enfrentan comúnmente las OSCs. Los aportes que podemos ofrecer son entonces parte de un mosaico de propuestas, ideas y contribuciones, que debemos conocer profundamente porque es posible que otros actores ya estén concretando la respuesta que nosotros queremos dar.
- Habilidad emprendedora: Se trata de la capacidad de identificar y aprovechar las oportunidades existentes en el contexto en el cual se quiere trabajar, por ejemplo un barrio o una ciudad, para poder hacer cada vez más cosas con cada vez menos dinero. Es probable que una organización no disponga de los recursos suficientes para iniciar o mantener sus actividades, por lo tanto el equipo líder debe saber cómo establecer alianzas estratégicas para suscitar inversiones. ¿Dónde conseguir estas alianzas? Fundamentalmente, entre los demás actores que operan en el territorio y que comparten con nuestra organización algunos objetivos institucionales. Pueden ser: entidades estatales, universidades, empresas, otras ONGs, ciudadanos particulares,etc. El universo institucional suele ser muy amplio, cuando hay muchas energías puestas en la construcción de un mundo más justo e inclusivo. Es fundamental para este punto participar en reuniones, eventos públicos, encuentros de redes, etc. No siempre es fácil hacernos tiempo para ésto, pero en el mediano y largo plazo abre muchas puertas y resulta enriquecedor y beneficioso.
- Habilidad de comunicación. Necesitamos explicar claramente cuáles son nuestros objetivos y nuestras estrategias, para que a su vez otros actores puedan conocernos. Que una organización tenga página web y presencia en las redes sociales permite alimentar un diálogo con el resto de la sociedad, que seguramente nos enriquecerá a nosotros, en primer lugar. Una cosa importante: por más que trabajemos en entornos complejos y hostiles, nunca tendríamos que comunicar angustia o preocupaciones, o jugar con el impacto emocional que pueden generar imágenes o historias de vulnerabilidad. Incluso en el caso que un proyecto no sea tan exitoso, siempre tendríamos que hacer el esfuerzo de comunicar algo positivo, por ejemplo las lecciones aprendidas que esta experiencia generó. Y en el relatar historias de vida de los destinatarios de nuestras acciones, siempre tendríamos que subrayar no una “carencia”, sino el esfuerzo y los logros alcanzados por personas en situación de vulnerabilidad.
En nuestra opinión, el desarrollo de estas habilidades permite generar sinergias que pueden suplantar algunas necesidades económicas, por ejemplo compartiendo gastos con otros actores. En segundo lugar, permitirá sacar a la luz nuestro trabajo, y como consecuencia, atraerá una mayor cantidad de organizaciones dispuestas a invertir en nuestras acciones.