Cercanía,  encuentro y ¿transformación?: desafíos del Tercer Sector en tiempos de pandemia

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En este tiempo, en más de una ocasión escuchamos decir “nos salvamos juntos”, un lema que se hace carne en muchas organizaciones comunitarias que cotidianamente se acercan a quienes sufren las consecuencias del individualismo económico, ineficiencia pública y la indiferencia socio cultural, ya antes de que apareciera esta pandemia.

 

A los restos que ya teníamos, la pandemia no ha hecho más que acelerarlos, y poner en evidencia los grandes huecos y brechas de nuestro continente. Lo desafíos, la incertidumbre, y la palabra “adaptación” están a la orden del día. Quienes hace años que trabajamos en el tercer sector, sabemos que estas palabras son pan cotidiano en la vida de los más vulnerables y de quienes los acompañan.

 

En palabras del Papa Francisco en su carta del 12 de abril a  los movimientos populares  “a las periferias no llegan las soluciones del mercado, escasea la presencia protectora del estado”. Muchas de las respuestas de los estados a una crisis continental que la pandemia aceleró, tienen lógicas más bien paliativas o sustitutivas, destinando fondos al Tercer Sector quien en la mayoría de los casos cubre los huecos que genera la misma ineficiencia pública. 

 

Ante la falta de recursos son las organizaciones comunitarias quienes cercanas al dolor y a las necesidades buscan y dan respuestas concretas a los invisibles que el ciego mercado genera. En medio de todas estas dificultades, la sociedad civil organizada se articula, las redes territoriales que ya venían trabajando se organizan para atender la emergencia social, además de la sanitaria, que el COVID-19 está acentuando. Pero, ¿qué va a pasar, ahora? 

 

Nadie tiene la respuesta a semejante pregunta, a una incertidumbre que tiene dimensiones planetarias. Hay quienes dicen que el confinamiento que vivimos puede acrecentar la lógica egoísta, hay quienes dicen que puede ser el propulsor de una mayor apertura. Toda crisis, puede ser vista como una gran oportunidad, como terreno fértil para cambios importantes. Es un tiempo dónde el encuentro entre quienes hace años vienen luchando se vuelve clave; hay muchas experiencias positivas que hoy se vuelven capital y se suma la necesidad de tejer nuevas alianzas.  Las redes que el tercer sector ha ido tejiendo en los últimos años es un gran patrimonio en estos tiempos. La crisis que vivimos actualmente no es la misma que hace 20 años, hay un tejido solidario más organizado, y es en esta fortaleza colectiva que están las semillas de la transformación.

 

Pero también es necesario destacar que hay un mercado con ojos que busca sustentabilidad; economías sociales, sistemas financieros con sentido ético que buscan una transformación profunda de las injusticias que genera el ciego mercado. Una nueva alianza entre estos caminos puede operar un nuevo paso de transformación. La inteligencia y cercanía comunitaria, la fuerza la capacidad de emprendedores conscientes, puede generar nuevos espacios para discernir y trabajar juntos impulsando nuevas dinámicas…

 

Te invitamos a leer las próximas entradas para profundizar más acerca de estos desafíos …

 

Virginia Osorio – Consultoría técnica y voluntariado internacional en MILONGA

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